que feliz sería...

“Rosita si tu me quisieras que feliz sería”, dando saltitos de camino a su colegio iba Ignacio. Con una rosita de porcelana en la mochila. Ese día había sido escogido para la declaración de Ignacio a Rosita.

El pobre de Ignacio se repetía todas las frases sacadas de Internet para declararle su amor a Rosita. Ya que su padre nunca le hablo del amor, y ya que la relación era demasiado distante. Donde solo importaba el que estén vivos, comiendo a las 12 frente a frente, eso era suficiente para el papá de Ignacio.

Casualidades de la vida, un día antes Rosita había tenido su primer período. Andaba con inseguridad de que alguien se percatará, o de manchar su faldita ploma. Su mamá solo le dijo que se ponga la toalla higiénica y se la cambie. La pobre Rosita tratando de entender porque la mujer debe desangrarse así… como un castigo dado por Dios. Ese día ya no quería jugar con sus amigas, subiendo al tobogán del colegio, teniendo miedo noten algo, o pase algún accidente con su falda.

En el recreo Ignacio se dirigía a Rosita, saco la flor de porcelana y lo intercepto Pedro Pablo, aunque muchos lo llamaban Perro Pablo por ser un buscapleitos, tenía 13 años, había reprobado el curso 2 veces por lo que era compañero de Ignacio en clases. Le quito la flor y la pisoteo. Ignacio le dio un empujón y le salieron unas lágrimas. Como Perro Pablo era más grandote, Ignacio fue tirado al piso junto con su rosita de porcelana. Y como los niños son tan crueles se mofaron de él.

Ignacio salio corriendo al patio de fútbol, a limpiarse las lágrimas. Todo lo que había soñado decirle a Rosita se esfumo. La pena de haber sido la burla de sus compañeros peso más que su amor inocente. Y el amor se convirtió en odio, desde entonces Ignacio anda haciendo bromas pesadas y crueles a Rosita.

En el baño de mujeres Rosita llorando… piensa “Ignacio si tu me quisieras que feliz sería”.