Cuando camino por las calles de Madrid, tengo ya tantos
recuerdos. Que el bar de tal esquina, que las tapas, que los calamares, que las
claritas, que el oso y el madroño, que
la plaza de toros, que el corte inglés, que sol, que huertas, que el mercado de
San Miguel, que la plaza Mayor, que chueca, que el Retiro, que el metro, que el
renfe y tantas palabras más que se me han hecho tan comunes… pero cada lugar
con una persona distinta. No me había dado cuenta lo mucho que he llegado a
querer esta ciudad. Hasta un día que tuve un viaje y no veía las horas para
volver acá… y decir “hogar dulce hogar”.
Hoy me levante añorando distintos momentos, distintas
personas. Pero también riendo de esos
que no quiero recordar.
He conocido tanto loco, loca por estas calles. Tanta gente
triste, alegre, gente peculiar, los cerebritos, y los cerebrutos también… Gente
especial, gente no tan especial…
Y me pregunto ¿qué me han dejado? Porque ya han
pasado por mi vida, y sinceramente algunos los volveré a ver, pero ¿y
los otros? Espero en algún momento
volverlos a ver. Me causa nostalgia
el haber viajado, el haberme alejado y tener la idea clara de que a muchos no
volveré a ver más. A veces el mundo me
parece tan grande y otras tan pequeño.
a veces ver atrás no es nada bueno. Y más aún si subes a un
avión…